Feliz 14 de febrero (¿qué tiene de feliz si no estás aquí?), (mi) amor, pero más feliz yo de que estés en mi vida (si es que aún estás, porque ya no lo sé). 

Gracias por estos 365 días (203 desde que no estás), por hacerme reír y sonreír (y ahora tan solo lloro por ti), por dedicarme tus ojeras (ahora se las dedicas a otra, o a otras, prefiero no saberlo), por hacerme ver que los amaneceres son más bonitos si los ves con alguien (y ahora tan solo quiero dormir para no pensarte), por ser mi droga (y ahora intento desengancharme de ti), por quererme (porque ni yo me quiero), por los mensajes, por los besos debidos y por las noches de ojalas (sigo queriendo pintarte la espalda con pintura). Me encantas (me encantabas), tú, tu forma de ser, tu forma de quererme (dime que lo hiciste alguna vez), de mirarme (por decirlo de alguna forma), de besarme (y morderme, menuda forma de marcarme). Adoro tu barba (lo sigo haciendo), tus lunares (sobretodo el de tu torso y esos que tienes en tu cara en forma de constelación), tu trasero (¿lo dudabas?), tu cuello (dios, me sigue encantando), tu tripita de cervecero (me encantaría poner mi mano fría en tu tripa y ver tu reacción), tus camisetas (la de deporte, ya lo sabes), tus pequeños detalles (que eran pocos, pero increíbles), tus sorpresas (y cada mensaje de buenos días antes de que yo me levantara), tus sueños, el como caminas (en plan pasota), el como me parabas para besarme (así, de golpe, por sorpresa. Igual que la forma en la que nos fuimos).
Me encanta(ba)s.
Nos vemos esta noche (sigo esperando un mensaje tuyo). Te quiero muchísimo, bobo (o te quería, ya no lo sé).


att:
(tu) Aran