Felices 17, Celia.
Me ahorraré el decirte que te quiero, que has sido y eres un fuerte pilar sobre mi, haces que sea fuerte, que crea en mí. Haces que tenga un motivo por el cual sonreír, te quiero pedir un favor: Ayúdame, no me dejes, por favor. Cuando dejemos de hablar simplemente dime lo qué sientes, hazme ver que lo estoy haciendo mal, que te estoy haciendo daño. Déjame ser tu almohada, permíteme ser el aire que acaricia tus mejillas, quiero ser el hombro en el que llores. ¿Es tarde para pedirte disculpas por todo lo que hice desde el 30 de marzo hasta ahora? ¿es tarde para decirte que quiero un 2014 contigo y, si es posible, toda una vida? Por ti he aprendido a no huir a los problemas, porque huyendo de ellos se agranda el problema y, ahora, voy a aprender a tener auto-control sobre mí misma. No voy a ser un cohete y decir que vamos a comernos el mundo y al día siguiente hacer como que no existes, voy a aprender que el conocer a otra gente no quiere decir que vayas a olvidarme.
Dentro de poco nuestros caminos volverán a juntarse y juntas, junto a nuestras cámaras de fotos, enmarcaremos los momentos. Tendremos un perro que se llamará Algodón de botiquín, tú tendrás el pelo rojizo y yo lo tendré largo con californianas rosas. Iremos a Madrid y Barcelona; a la playa, verás faros, hermosos faros de novelas; a conciertos, a festivales de música, a firmas de discos.
Nos comeremos el mundo, pequeña.
"Desde los bancos de Madrid no se puede ver el mar".