Perdona. Olvidé que ya no me hablabas. Que mis palabras no te herían ni que mis lágrimas te ablandaban. Perdona. Pensaba que todavía recordabas el matiz de mi voz, o el tacto de mi piel. Perdona. Olvidé que me enamoraste, me destrozaste y me olvidaste. Perdona. Por creerme demasiado estúpida, como para intentar cambiarte. Demasiado romántica. Demasiado ingenua. Perdona, olvidé que ya no me querías. 

Perdona, pero si no te importo no me hables.
Y si no me vas a querer, no me enamores.